EL MISTERIO DEL AGUA

Mauro era un joven de preparatoria al que siempre se le conociò como una persona agradable, responsable y bueno en los estudios. Era el mejor de su clase, tal vez de toda la preparatoria. Jamas utilizò su inteligencia para hacer a sus compañeros menos, sino que los ayudaba desinteresadamente.

Un dia de verano, Mauro conociò el amor en una joven pelirroja que llegò como nueva estudiante, se llamaba Casandra. Cassie; como todos le llamaban, siempre estaba sola, no conversaba con nadie y Mauro con lo amigable que era se acercò a ella y le hablò.

- Es dificil ser la nueva, no?.- Ella lo mirò de reojo y lo ignorò. -Si quieres tener amigos debes hablar.
-Hablar es malo. -contestò de forma cortante.
-No es malo - sonriò. - De hecho es bastante divertido.
-Tu que sabes. No me conoces, asi que mejor vete. - Cassie mirò a los estudiantes de manera ausente, expulsando ventiscas de soledad, tristesa y cansancio.
-Es que yo... te veo tan triste. Por què estas asi?. -preguntò preocupado por ella.
-Quieres... saberlo?. -lo mirò.
-Sì. -contestò decidido y firme.
- El agua puede dejarte marcas y mostrarte cosas horrendas que... no te vuelven a dar ganas de hablar. Como ir al rìo Wick, o al lago Burn. - Se levantò para alejarse de èl.

Mauro se quedo pensando en la seriedad en la que Cassie le habia dicho eso, cualquiera habria pensado en que ella era una loca, pero el joven siempre veia las cosas desde un punto comprensivo y humano.
Por las siguientes dos semanas Cassie continuo sin amigos y huìa de èl, siempre sola y triste.

Un fin de semana los padres de Mauro tuvieron que salir a un viaje de negocios, por lo que se quedò solo en casa. Se encontraba haciendo la cena cuando se dio cuenta de que le faltaban algunos ingredientes, asi que tomo el auto y se dirigio a una tienda. Ya estaba oscuro, asi que se apresurò por comprar lo necesario y regresar al auto. Ya iba camino a su casa cuando pasando por el puente viejo viò a Cassie caminando. No dudo siquiera y detuvo su auto cerca de ella.

-Cassie, que haces tù a estas horas de la noche?. -la regañò por la ventanilla.
-No, tu que estas haciendo aqui?. -musitò asustada de repente. -Vete! Ahora! Hay agua cerca!
-Cassie, que te pasa?. - la vio muy desesperada, como si ella sintiera que algo iba a pasar.

De pronto una larga cola de pez con escamas verdes se enrredò en uno de los barrotes del puente solitario. Mauro saliò del auto para proteger a Cassie, se posicionò frente a ella.

-Debes irte! Ahora!. -insistiò ella.
-Que rayos es eso?!. -enfocò su vista en la oscuridad.

Una especie de criatura humanoide subiò al puente y se arrastraba por el suelo hasta ellos. No se veìa con claridad hasta que se acerco a una vieja farola. Efectivamente la mitad era una cola de pez pero la otra mitad era la de una mujer con dientes verdosos y afilados. Una especie de sirena salvaje y de cabello rojizo.

Cassie corriò al otro lado del puente, alejandose de un paralizado Mauro. El chico tratò de escapar corriendo junto a Cassie, pero la sirena lo enrredò con su larga cola de pez, atrayendolo hacia ella. Minutos despues se oyeron los gritos desgarradores de Mauro cayendo al rio y el agua se tiño de rojo.

Cassie bajo del puente, rumbo al rio. Espero paciente y triste. La sirena salvaje asomò la cabeza del agua y se medio acerco a la chica.

-Gracias, eres una niña buena. -le dijo la criatura con su voz rasposa.
-Yo no lo traje, èl vino solo.
-Entonces fue el destino. -sonriò.
-Odio lo que eres, hermana. -Cassie dio media vuelta y se fue del lugar.
-Mas te vale que nos consigas mas victimas, Cassie! Estamos en todas partes! Siempre en el agua... siempre.-grito antes de que se alejara su hermana y volvio a sumergirse.

Si, el agua puede dejarte marcas y mostrarte cosas horrendas que... no te vuelven a dar ganas de hablar.

CHC/ Izui Hatake